domingo, 14 de agosto de 2011

Tipos de colchón

La pregunta que podemos hacernos antes de empezar la búsqueda es: ¿Qué se le puede pedir a un colchón? Pues muy sencillo, que sea saludable para el cuerpo y cómodo. Ni más ni menos, ya que el sueño no lo puede garantizar ningún colchón.
3.1. De muelles
Muelles. Es el tipo de colchón que impera en la mayoría de hogares españoles.
Es el de toda la vida y el que goza con una mayor cuota de mercado en nuestro país, ya que lo prefieren el 60 por ciento de los españoles. Ofrece distintos grados de firmeza según el refuerzo de los muelles. Según la Fundación Kovacs, especializada en terapias para la columna vertebral, los colchones deben ser de firmeza intermedia.
Son más ecológicos, transpiran muy bien, resultan más firmes y no presentan problemas ante la humedad. Están indicados, por esta razón, en personas que sudan mucho.
El principal inconveniente de este sistema de descanso es que carece de compresión para que pueda ceder a las distintas presiones que ejerce nuestro cuerpo. Es lo que le diferencia con respecto al látex. Los muelles van cediendo y tienden a hundirse en el centro, lo que implica una postura incorrecta del cuerpo a medio plazo.
3.2. De látex
Látex. El colchón se amolda al cuerpo y a las articulaciones.
La composición del látex utilizado en la industria del colchón puede situarse entre dos extremos: 100 por ciento natural y 100 por ciento sintético. Lo ideal es un equilibrio bien calculado. El látex natural genera una buena elasticidad, sinónimo de confort, y el látex sintético, la dureza necesaria. Lo adecuado es mezclar un cierto porcentaje de látex sintético y de látex natural, para conseguir así un soporte suficiente con el confort ideal.
Presenta características muy interesantes, ya que estos colchones se amoldan perfectamente al cuerpo y a las articulaciones, y son más duraderos que los de muelles. Son hipoalergénicos y resistentes tanto al polvo como a la suciedad. Flexibles pero indeformables, facilitan la circulación sanguínea al no crear puntos duros.
Entre sus principales inconvenientes está su alto precio y el hecho de que no eliminan del todo bien la transpiración. Sin embargo, esta gama de colchones alcanza ya el 15 por ciento del mercado.
3.3. De espuma
Las espumas se distinguen por el modo de fabricación. A un material líquido y gelatinoso se le insufla aire comprimido para conseguir una espuma llena de burbujas, que una vez tratada con endurecedores y resinas estabilizadoras queda como un bloque homogéneo, donde son las burbujitas de aire y el material poroso los que dan lugar a una buena y flexible superficie de apoyo.
Los más conocidos son los de poliuretano y los hay de diferentes calidades. Como ventajas, destaca el hecho de que se pueden cortar a medida para adaptarlos a cunas, sofás, etc. y su bajo precio. En cambio, no regulan bien la temperatura y pierden firmeza con el uso.
3.4. Otras variedades
Tambien podemos encontrar en el mercado de manera minoritaria colchones de otros materiales como los futones, colchones de agua o colchones inflables.
Los futones son colchoncitos bajos, por lo general duros (aunque no todos) tradicionalmente usados en oriente y con poca aceptacion en general en Europa. Saludables para la espalda, sólo están recomendados para quienes gustan de colchones firmes.
Los colchones de agua nunca han tenido mucho mercado, pero se pueden encontrar en algunas tiendas. Se han puesto en entredicho sus beneficios sobre la salud de la espalda, aunque algunas variedades incluidas en la gama más alta sí cumplen con los requisitos mínimos exigibles para la superficie de descanso.
Finalmente los colchones inflables, no son camas de verdad para diario y se deben usar con moderacion y en situaciones excepcionales.
Fuente: www.pulevasalud.com

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